Elena (40) y Miguel (43)

( niña )
Date:
27.05.2020

Me hice madre solo teniendo 40 años. Hace pocos años me enteré que no podría tener hijos. Al tener 26 años me casé con Miguel. Eso es mi matrimonio segundo. El primero disolvió muy rápido, hasta que no llegamos a la cuestión de hijos.

Hace pocos años nosotros con Miguel solo vivimos para nosotros mismos. Él se labraba una carrera, se puso team leader en una empresa informática. Me ocupaba en la fotografía y me puse una especialista la que tenía demanda en mi ciudad. Nosotros con Miquel pagamos el préstamo de la vivienda, viajabamos mucho y ocupamos una posición.

El día cuando cumplí 32 años, Miguel dijo que quería hijos de mí. Y yo dije “sí”.

Siempre estamos planeando niños, pero en futuros. Incluso construimos la casa tomando en cuenta la sala de juegos. Estábamos listos moralmente y financieramente, pero no teníaamos ni una idea de que cuando decidamos quedar embarazadas, tendremos muchos problemas.

No nos preparamos mucho para el embarazo, ni siquiera fuimos al médico de familia. Algunas parejas toman muy en serio la planificación del embarazo. Las mujeres toman vitaminas, ácido fólico, los hombres guardan dieta y etc. Nosotros no hicimos esto. Ni siquiera pensamos que el embarazo podría no venir. Seis meses después, todavía no quedé embarazada, pero aún no nos damos al pánico. Más tarde, me informé que medio año de intentos es mucho tiempo para parejas mayores de 30 años.

Un año después, fuimos al médico. El espermograma de Miguel era normal. Y mis pruebas resultaron ser monstruosas: hormona antimullerina, hormona estimuladora del folículo, estradiol, todo era bajo norma. El ultrasonid mostró que la cantidad de los folículos antrales es muy pequeñoa. Diagnóstico – baja reserva ovárica. Tal vez nunca pueda dar a luz.

Fue un shock. Tuve la sensación de que estaba caminando por una calle soleada y de repente caí en la alcantarilla. Se volvió oscuro, incomprensible, aterrador. No pude aceptar mi estado. Ya que el embarazo es algo tan elemental, accesible para todas las mujeres. Como si fallaba un examen a una mujer de verdad.

Alrededor de un mes estuve en un estado pasional.

Y luego, con la ayuda de Miguel, me dominé y nos decidimos de hacer FIV.

Hemos pasado por cuatro ciclos de FIV, y todos fueron fracasados. Había pocos embriones, buenos embriones – ya menos . Por primera vez, el embarazo fracasó en la semana 8, y todos los intentos consecutivos, los embriones no sobrevivieron.

Todos estos procedimientos ocuparon tres años más.

Por qué estoy en contra de adopción

Miguel me propuso adoptar un niño, pero yo estaba en contra. No soy un esnob, pero quería a mi propio hijo de mi esposo. Tenía miedo de no poder ser una buena madre para otro hijo. Así surgió la idea de la gestación subrogada.

Cancelé todas las sesiones fotográficas y navegaba en Internet durante una semana. La gestación subrogada está prohibida en nuestro país. Entre los países donde está permitido, me gustaron Canadá, Kazajstán y Ucrania debido a una buena base legislativa. Aparté a Canadá por la distancia, Kazajstán parecía demasiado exótico. En Ucrania me gustó lo que en el certificado de nacimiento del niño indiquen los nombres de los padres biológicos, y la madre sustituta no tiene derechos al niño.

Por qué elegí Ucrania y VittoriaVita

Comparé las agencias ucranianas por sus precios y serie de servicios que incluyen. Al final de la semana hice una lista de «finalistas» y se lo dije a mi esposo. Miguel se sorprendió al principio por mi idea, pero la apoyó.

Nos contactamos con tres agencias y finalmente elegimos VittoriaVita.

Nos gustó el programa de «Garantía», que garantizaba que en cualquier caso tendríamos un hijo. Este programa estipula que una célula de óvulo donante se utiliza en el ciclo de FIV. Pero nos permitieron incluir un párrafo en el contrato  donde está indicado que el primer ciclo harrán con mis huevos. Si no tiene éxito, entonces usamos los de donante.

Volamos a Ucrania tres veces. Primero – para conocernos con la gestante subrogada y firmar un contrato. Fuimos examinados por un ginecólogo, especialista en fertilidad, genétista. Los médicos advirtieron que casi no había posibilidad de obtener un embrión sano de mis óvulos. Me dieron un protocolo de estimulación, vitaminas, dieta y volamos a casa.

Después de un mes y medio, volvimos a Ucrania. Comencé a tomar medicamentos para estimular los ovarios en casa, pero las últimas dos semanas de estimulación tuvieron que llevarse a cabo en Ucrania bajo la supervisión de médicos, y luego los huevos eran sacados. De 7 huevos, solo dos embriones eran creados. DGP ​​mostró que solo uno es saludable. Era una niña Ella fue transferida a la gestante subrogada.

Volamos a Ucrania otra vez, y esperabamos los resultados de la transferencia en casa. Estos 10 días fueron los más largos de mi vida. Miguel sugirió, por si acaso, encontrar a un donante de óvulos, pero yo creía en nuestro hijo.

El 22 de agosto recibimos una carta. El embarazo ocurrió.

Todo el día lloré de alegría, y Miguel también. Todo el tiempo llamé a mi hermana y a mi madre y les dije: “¿Podéis creerlo? ¡Todo resultó! »

Y luego habían largas semanas de embarazo de nuestra gestante subrogada. Una vez a la semana, nuestra coordinador Katia envía un informe de estado de la gestante subrogada. Hubo resultados de ultrasonido con explicaciones médicas, análisis de sangre, etc. Al principio, escribía a Katia casi todos los días, preguntando sobre los detalles de los procedimientos y las examinaciones. Creo que le molestaba mucho a Katia.

Cada 2 semanas teníamos llamada por Skype con la gestante subrogada. Ella es una mujer maravillosa. Con bastante paciencia, nos contaba sobre su estado, sobre lo que come, qué tipo de vida lleva. Al principio siempre era tímida, se ruborizaba y tartamudeaba todo el tiempo, pero al final del embarazo ya hablamos de todo.

La tercera vez volvemos a Ucrania, cuando faltaba una semana para el nacimiento.

En este momento, a menudo nos encontramos con la gestante subrogada y la acompañamos a las examinaciones médicas. El momento más emotivo ocurrió en la semana 38 de embarazo. Fuimos a cardiotocografía para escuchar el latido de corazón de hija. El latido del corazón era normal, rítmico. Pero cuando puse mi mano en el estómago de una gestante subrogada, el corazón de mi hija de repente comenzó a latir terriblemente fuerte y con frecuencia, como si estuviera encantada conmigo.

Y una vez temprano por una mañana, Katia nos llamó y nos dijo que la gestante tenía contracciones. Nos apresuramos al hospital. Durante el parto, estuve en la sala con gestante subrogada, y Miguel vio al bebé después del parto, en el departamento de pediatría. No describo las emociones que experimentamos aquel día. Me faltaban las palabras. Este sentimiento de felicidad y tranquilidad comprensiva.

Después de alta, regresamos al apartamento dado por la agencia. Ya había una cuna y un baño para el bebé. Nos ofrecieron servicios de niñera. Al principio, nos negamos porque pensamos que podríamos manejarlo nosotros mismos. Pero después de unas pocas noches de insomnio nos rendimos. Nos mandaron una niñera Nina. Ella no solo ayudaba con el niño, sino que también cocinaba. Por cierto, cuando volvimos a casa, también decidimos contratar a una niñera. Y en las entrevistas, buscamos inconscientemente a una mujer similar a nuestra maravillosa Nina.

Después del nacimiento del bebé, pasamos un mes y medio en Ucrania. Durante este tiempo, Oleg, un abogado de VittoriaVita y Katia nos ayudaron a preparar los documentos para formalizar el documento de viaje para el niño, realizar una prueba de ADN para establecimiento de la paternidad y resolver otras cosas con papeles.

Cuando llegó el momento de volver a casa, sentimos alegría. Nuestra experiencia con VittoriaVita fue excelente, pero extrañabamos nuestra casa. Además, queríamos mucho mostrar mi hija a nuestra familia.

Por el servicio en VittoriaVita, pondría una nota alta. Cada vez que llegamos nos encontraron en el aeropuerto y nos llevaron al apartamento. El apartamento estaba cerca de la clínica donde nos examinaron y cerca del hospital de maternidad. La casa era espaciosa, limpia, cómoda. Cada pocos días, nos traían alimentos frescos y también nos daban tarjetas de almuerzo en un restaurante. Katya, nuestra traductora, siempre estuvo en contacto. Ella tradujo documentos, nos recomendó museos y restaurantes, y simplemente nos apoyaba.

Los médicos de la clínica son muy agradables. Casi todos hablan inglés.

Lo que no me gustó

Quiero notar unas desventajas. En la casa de maternidad muy poca gente habla inglés. Es dificil decir que la vida en Kiev es tranquila. Hay un tráfico y a menudo atascos. Intentamos no ir a ninguna parte de Kiev por la mañana y alrededor de las 6:00 pm. En este momento, todos van y vienen del trabajo, por lo que los autobuses y el metro están llenos. Los cajeros en las tiendas, especialmente en las tiendas pequñas de comestibles, rara vez hablan inglés. Utilizamos el traductor de Google, pero, por supuesto, no es muy cómodo.

Ahora el bebé tiene 5 meses. Ella está sana y gana bien de peso. Me parece que ella es muy similar a Miguel, y Miguel dice que ese bebé soy yo. Estamos felices de haber decidido participar en el programa. Fue un momento muy difícil, pero muy feliz.